Por Horacio Nájera
Como muy pocas veces se había visto en la historia de éxito de Tigres femenil, este cierre de temporada se ve, parafraseando a Joan Manuel Serrat: “difícil, complicado y marrullero”.
Lo peor es que no solo es el inicio de la liguilla, en la que la irregular campaña deja a las universitarias en la quinta posición, con la desventaja de que, si esperan llegar a la final contra el América -el equipo que más sólidamente ha jugado-, además tienen en puerta el final four de la copa de Concacaf a disputarse en su casa y con su gente.
La temporada ha sido atípica. Llegó un nuevo entrenador que al principio le batalló para encontrar la forma y con el tiempo se le complicó también para encontrar el fondo. Además, las lesiones no le han ayudado a tener equipo completo y varias de la estelares, o no encajan, o no han rendido lo que se esperaría de ellas.
Esa falta de contundencia, la inconsistencia en el campo de algunas jugadoras que no despuntan, la escasa rotación de la banca y un sistema que se repente hace modificaciones que no se entienden se han conjuntado para que las más campeonas de México luzcan, como pocas veces en su historia, como las menos favoritas al título, y por partida doble.
En el último juego de la temporada regula en visita a Pachuca, Tigres tuvo al menos cuatro oportunidades de anotar, pero por cosa de centímetros la pelota se portó caprichosa y no entró, además de que las piernas de las jugadoras estuvieron desatinadas al momento de rematar. Justo es decir que las tuzas también tuvieron sus oportunidades de irse al frente pero también salieron con la mira descontrolada.
Se viene clásico regio en la primera ronda con cierre en el BBVA. Aún y cuando las felinas arrasaron de visita a las rayadas 5-1, con el cero en Pachuca las amazonas ligaron cuatro partidos sin ganar y tres consecutivos sin anotar gol.
Al margen de hasta donde lleguen en la liguilla, el desafío para el entrenador Pedro Martínez es repotenciar al equipo antes de que inicie la serie final de la Concacaf Cup, en la que las felinas estarán jugándose la posibilidad de llegar a la final del primer torneo regional de clubes.
Es bien sabido que, fieles a sus espíritus centaveros, la Concacaf y la liga BBVAMX le apostaron al volcán como sede de las finales porque al tener a las amazonas en la serie – y entonces con posibilidades más sólidas de llegar a la final- la taquilla, el ambiente y la vibra estaban garantizadas.
Desde ya, la taquilla, el ambiente y la vibra siguen garantizados. Habrá que ver que dicen Pedro y sus amazonas en la cancha.
