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El narco gringo

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Por Horacio Nájera

En la lista de 29 los narcotraficantes enviados a los Estados Unidos por su contraparte mexicana, hay un nombre que destaca, no por su fama o su alcurnia criminal; más bien por su nombre y apellido.

En el documento oficial fue registrado como Andrew “C”. Su nombre es Andrew Clark, tiene 34 años y es de origen canadiense. Fue detenido en la plaza andares, en Zapopan, Jalisco en octubre del año pasado bajo 16 cargos criminales en una corte del distrito central de California. Fue trasladado a Phoenix junto a cinco personas más.

Clark no es un delincuente cualquiera. Su participación como organizador, administrador y líder de una célula del narcotráfico en la que participaron 15 personas más que operaron en una red trinacional México-Estados Unidos-Canadá en asociación con el grupo criminal de Sinaloa. El grupo traficó cocaína y metanfetaminas además de lavar el dinero obtenido del trasiego.

Su deportación abrió una rara ventana que permite conocer el otro lado de la tubería criminal que inicia hablando español en los Andes y termina en inglés en Canadá, con escala en la región sur de California.

Tuve acceso a documentos elaborados por las autoridades canadienses y estadounidenses en los que retratan a Clark como un narcotraficante con influencia en el trasiego de drogas internacional, y que también es señalado como el autor intelectual y financiador de homicidios, dos de ellos en los que las víctimas eran familiares, sin relación con el crimen organizado, de uno de sus competidores.

En el inframundo del narco, Clark fue conocido por alguno de los 17 apodos que la policía identificó en su investigación y que de cierta manera indican su personalidad: “Dictador”, “El niño problemático”, o “El chiquito loco”.

Clark fue identificado por la policía como la mano derecha y segundo al mando de una célula internacional encabezada por el exatleta olímpico canadiense Ryan Wedding, quien aún se encuentra prófugo. Wedding representó a Canadá en las olimpiadas de invierno de Salt Lake City en 2022.

Las autoridades estiman que esta pareja es responsable de traficar cocaína hacia Canadá utilizando transportes de carga pesada y en complicidad con los propietarios de la empresa de camiones, quienes cobraban entre $175 mil a $225 mil dólares americanos por cargamentos hasta 350 kilogramos del alcaloide colocado en Canadá.

La investigación inició en enero del 2024 cuando un informante contactó a Gurpeet Singh, uno de los transportistas, para negociar el precio por el traslado de droga de México a California y de allí a Canadá. Las operaciones continuaron hasta agosto del 2024.

Clark y Wedding también son señalados por la policía como quienes contrataron sicarios para matar en Canadá, el 20 de noviembre de 2023, a Jagtar and Harbhajan Sidhu, padres de un asociado a quien los líderes criminales culparon del robo en california de un cargamento de cocaína y en represalia atacaron a su familia, sin relación con las actividades de su hijo. La huella de sangre que hasta ahora se les ha comprobado también incluye el homicidio en abril de 2024 de Randy Fader, y en mayo de Mohammed Zafar; todos ocurridos en suelo canadiense. En un incidente ocurrido en california, la madre de un comprador fue amenazada de muerte si el pago de una venta no se realizaba de inmediato.

Por el homicidio de Fader, Andrew Clark pagó al sicario Malik Damion Cunningham $100 mil dólares canadienses. El presunto homicida fue arrestado dos semanas después del crimen por la policía en Ontario. Clark, según comunicaciones electrónicas interceptadas, habría gestionado que Cunningham recibiera “entrenamiento militar” en México en marzo del 2024.

Durante las indagatorias, la policía aseguró más de una tonelada de cocaína, armas de fuego, $255 mil dólares americanos en efectivo y 3.2 millones en criptomoneda. Wedding continúa prófugo y se cree que podría estar oculto en México aún bajo la protección de una de las facciones del grupo criminal de Sinaloa.

El 31 de enero del 2025, el colombiano-canadiense Jonathan Christopher Acevedo García, de 42 años, fue asesinado mientras comía en un restaurante ubicado en la plaza comercial ‘Mall del Indio’, en Medellín. La víctima fue relacionada por la policía como un colaborador del grupo criminal del exatleta olímpico.

En abril del 2020, Andrew Clark -presentado como un mecánico de elevadores- apareció en la revista “Toronto Life” hablando sobre la “compasión” mostrada durante la pandemia a los siete inquilinos que le rentaban seis propiedades en la ciudad.

“Quiero que mis inquilinos sepan que me preocupo por ellos y no se trata de solo pagarme. Somos afortunados, tengo un buen trabajo y vivo de manera frugal”, respondió a la periodista Andrea Yu en un correo electrónico.

El ascenso criminal de Andrew Clark se desconoce públicamente.

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