Por Horacio Nájera
La zona de la ciudad de Toronto en donde vivo es una especie de pequeño medio oriente.
A unos minutos caminando puedo llegar a una sinagoga judía, estratégicamente localizada a la entrada de un vecindario con una importante población de origen israelita. Un poco más al norte, los anuncios de los negocios dejan saber de inmediato que se ha llegado a “Teheran-To”, conocida así por la cantidad de comercio y residentes de Irán, o persas como ellos se identifican.
Si viajo al sur, el vecindario de Thorncliffe Park y su población mayoritariamente musulmana destaca con su mezquita y sus restaurantes afganos y pakistaníes.
Esta metrópoli de 6.7 millones de habitantes, en la que la mitad de sus residentes pertenecemos a una minoría étnica y en la que se hablan 200 lenguajes diferentes, hace que vivir en ella sea maravilloso, pero socialmente complejo.
Y es que el consistente avance de las ideologías de extrema izquierda y derecha, las crecientes desigualdades domésticas y foráneas, además de los conflictos en los países de origen encontraron en Toronto un lugar en común.
Un informe de la Real Policía Montada de Canadá advirtió de un incremento preocupante en detenciones por cargos de terrorismo en todo el país. Entre abril del 2023 y marzo del 2024, la corporación policiaca federal acusó a 25 sospechosos, tres de ellos menores de edad, de 83 cargos relacionados con terrorismo.
Los servicios de inteligencia canadienses han alertado del aumento de la radicalización juvenil en línea. Entre diciembre del 2023 y 2024, la policía montada había detectado y frustrado seis ataques terroristas dentro del país.
Desde los ataques de Hamas a Israel en octubre 7 del 2023, la tensión en Toronto ha ido acumulándose. De los dos lados del conflicto, las protestas han pasado de los gritos a las agresiones. De acuerdo a la policía local, en 2024 se reportaron 443 crímenes de odio, un aumento del 19 por ciento respecto del 2023. La causa más frecuente ha sido la religión de la víctima.
Además de los choques por las operaciones militares en Gaza, las diferencias étnico-religiosas en la India también han sido generadores de violencia en esta parte del mundo. La ancestral lucha del movimiento Khalistani, que busca la separación de la India del territorio del Punjab para protección de la comunidad Sikh, también se disputa en suelo canadiense.
La zona metropolitana de Toronto ha registrado desde el 2023 peleas campales entre simpatizantes y detractores, especialmente en las afueras de los templos hindúes. En la ciudad de Brampton, colindante con Toronto y donde reside la mayoría de la población de la India, el conflicto llevó al ayuntamiento a crear un ordenamiento legal que prohíbe las manifestaciones en los alrededores de cualquier centro de adoración religiosa.
Los recientes bombardeos de los Estados Unidos e Israel a Irán seguramente se van a sentir en Toronto. Es bien sabido que tanto del lado israelí como del lado persa existen agentes infiltrados en la comunidad. A diferencia de grupos terroristas conocidos como ISIS o Hezbola, las operaciones encubiertas de la Guardia Revolucionaria Iraní son mucho más sofisticadas y con mayores recursos financieros.
El Servicio de Inteligencia alertó en diciembre de constantes y crecientes operaciones cibernéticas en contra de intereses y ciudadanos canadienses. Los ataques buscan desde influencia de opinión, vigilancia, espionaje o extorsión.
Investigaciones de el periódico digital The Bureau han expuesto además nexos entre grupos afines al gobierno iraní con grupos criminales mexicanos en tráfico y venta de drogas en Canadá.
Igualmente, el servicio secreto Israel es reconocido por su eficacia en el espionaje y la desestabilización.
A diferencia de las protestas visibles y frecuentes ocurridas en la ciudad desde el inicio de la guerra en Gaza, los bombardeos en Irán podrán resonar en Toronto de una manera menos escandalosa, pero potencialmente más dañina. Los dos bandos son gobiernos que actúan con precisión, letalidad y contundencia.
Para los que estamos en medio, habrá que esperar quien lanza el potencial primer golpe.
